Sep. 10, 2024 8:37 pm
Crédito: Casa Blanca

El Papa Francisco reveló una vez más su agenda de izquierda radical al condenar a quienes toman las medidas necesarias para proteger a sus naciones de la migración descontrolada.

Durante su Audiencia General del miércoles, el Papa calificó los esfuerzos para repeler a los migrantes como nada menos que un “pecado grave”, alineándose con los globalistas de fronteras abiertas que buscan socavar la soberanía de las naciones en todo el mundo.

El Papa Francisco, que ha mostrado repetidamente desdén por los valores tradicionales y el estado de derecho, instó a sus seguidores a abrazar a los migrantes sin dudarlo.

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Planteó la cuestión en términos claros, centrándose en las dificultades que enfrentan los migrantes, mientras ignoraba convenientemente las luchas igualmente significativas que enfrentan las comunidades abrumadas por esta afluencia, además del aumento de la delincuencia.

El Papa comunista dijo:

He hablado muchas veces del Mediterráneo, porque soy Obispo de Roma y porque es emblemático: el mare nostrum , lugar de comunicación entre pueblos y civilizaciones, se ha convertido –el  mare nostrum–  se ha convertido en un cementerio.

Y lo trágico es que muchas de estas muertes, la mayoría, podrían haberse evitado. Hay que decirlo con claridad: hay quienes trabajan sistemáticamente y con todos los medios posibles para repeler a los migrantes, para repeler a los migrantes. Y esto, cuando se hace con conciencia y responsabilidad, es un grave pecado.

[..]

Algunos desiertos, por desgracia, también se están convirtiendo en cementerios de migrantes. Y tampoco aquí se trata siempre de muertes “naturales”. No. A veces, los han llevado al desierto y los han abandonado. Todos conocemos la fotografía de la mujer y la hija de Pato, que murieron de hambre y sed en el desierto. En la época de los satélites y los drones, hay hombres, mujeres y niños migrantes que nadie debe ver: están escondidos. Sólo Dios los ve y escucha su grito. Y esta es una crueldad de nuestra civilización.

[…]

Hermanos y hermanas, todos podemos estar de acuerdo en una cosa: los migrantes no deben estar en esos mares y en esos desiertos letales. Pero no es con leyes más restrictivas, no es con la militarización de las fronteras, no es con el rechazo como obtendremos este resultado. Lo conseguiremos, en cambio, ampliando las vías de acceso seguras y legales para los migrantes, dando refugio a quienes se liberan de la guerra, de la violencia, de la persecución y de diversos desastres; lo conseguiremos promoviendo por todos los medios una gobernanza global de las migraciones basada en la justicia, la fraternidad y la solidaridad. Y aunando esfuerzos para combatir la trata de personas, para detener a los traficantes criminales que explotan sin piedad la miseria de los demás.

Las declaraciones del Papa no son sólo un ataque a quienes abogan por fronteras seguras; son una afrenta a los millones de ciudadanos que dependen de sus gobiernos para mantener el orden y proteger a sus comunidades. Al tildar de pecaminosas las acciones responsables, el Papa Francisco está en realidad respaldando el caos y la anarquía.

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