Sep. 11, 2024 6:23 am

En 2024, Perú ha alcanzado un hito significativo en su lucha contra el narcotráfico, al erradicar 13.327 hectáreas de cultivos ilegales de hoja de coca, lo que representa el 53% de su meta anual de 25.000 hectáreas. Este esfuerzo, liderado por el Proyecto de Control y Reducción del Cultivo de la Coca en el Alto Huallaga (CORAH), destaca la determinación del país por combatir uno de los problemas más graves en la región andina: la producción y tráfico de cocaína.

La hoja de coca, aunque utilizada tradicionalmente en varias culturas andinas, se ha convertido en la materia prima clave para la producción de cocaína. Perú, uno de los mayores productores de hoja de coca en el mundo, ha estado luchando contra la expansión de estos cultivos que suelen proliferar en zonas selváticas y de difícil acceso. En 2024, el gobierno peruano, a través del Ministerio del Interior, ha concentrado sus esfuerzos en las regiones de Loreto, San Martín, Ucayali, Huánuco y Pasco.

El proceso de erradicación, llevado a cabo en 4.564 parcelas, ha evitado la potencial producción de 122 toneladas de clorhidrato de cocaína, un avance significativo en la reducción de la oferta de esta droga en el mercado global. Además, se ha identificado que más de 12.000 hectáreas erradicadas correspondían a cultivos nuevos, lo que sugiere una expansión reciente de estas plantaciones, mientras que 1.258 hectáreas eran resembradas, mostrando la persistencia de los agricultores en replantar en áreas ya intervenidas.

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Las acciones de erradicación no se limitan únicamente a la destrucción de cultivos. En el marco de estas operaciones, también se han destruido 16 laboratorios clandestinos dedicados a la producción de cocaína, con el apoyo de la Dirección Antidrogas (DIRANDRO) de la Policía Nacional del Perú. Estos laboratorios clandestinos, que operan en condiciones precarias y ocultas en la profundidad de la selva, son puntos clave en la cadena de producción de drogas ilícitas.

El Ministerio del Interior ha señalado que los esfuerzos se han centrado en zonas de amortiguamiento, comunidades nativas, concesiones forestales y bosques de producción permanente, áreas donde la expansión de cultivos de coca no solo afecta la seguridad, sino también el medio ambiente y las comunidades indígenas.

La erradicación de cultivos de coca en Perú tiene un impacto directo en la economía del narcotráfico, pero también plantea desafíos significativos. Por un lado, estas operaciones ayudan a reducir la cantidad de cocaína disponible en el mercado, afectando las finanzas de los carteles de droga. Por otro lado, la erradicación genera tensiones en las comunidades rurales, donde el cultivo de coca a menudo representa una de las pocas fuentes de ingresos. Este dilema ha llevado a varios gobiernos a combinar la erradicación con programas de desarrollo alternativo, buscando ofrecer a los agricultores otras opciones económicas viables.

Sin embargo, la persistencia de los cultivos, incluso en áreas previamente erradicadas, refleja la complejidad del problema. La replantación de coca en terrenos ya intervenidos sugiere que, sin alternativas económicas sostenibles, los agricultores desgraciadamente continúan dependiendo de este cultivo ilegal.

En declaraciones recientes, el Ministro del Interior subrayó la importancia de mantener y fortalecer las operaciones de erradicación, no solo como una medida punitiva, sino como parte de una estrategia más amplia para reducir la dependencia económica de las comunidades hacia la coca. Además, enfatizó la necesidad de una cooperación internacional más estrecha, especialmente en términos de financiamiento y apoyo logístico, para enfrentar de manera más efectiva el narcotráfico.

A medida que se avanza hacia la segunda mitad del año, la meta de erradicar las 11.600 hectáreas restantes será un desafío crítico. El éxito de estas operaciones dependerá en gran medida de la capacidad del gobierno para implementar estrategias que combinen la erradicación con el desarrollo económico, y de su habilidad para manejar las complejas dinámicas sociales y ambientales en las regiones afectadas.

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