Oct. 3, 2024 5:59 pm

La pandemia de COVID-19 marcó un punto de inflexión en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Desde el inicio, la gestión de la crisis sanitaria AMLO tomó decisiones poco ortodoxas y, en muchos casos, contraproducentes que afectaron a millones de mexicanos.

A pesar de las primeras advertencias sobre la seriedad del COVID-19, AMLO restó importancia al virus. En enero de 2020, declaró que México estaba preparado y que era uno de los países con «menos riesgos» frente a la pandemia.

Sin embargo, la realidad fue diametralmente opuesta: México se convirtió en uno de los países más golpeados por el virus, con más de 4 millones de contagios y más de 300,000 muertes confirmadas.

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La subestimación del riesgo fue evidente cuando el presidente recomendaba a la población “abrazarse” y minimizar las medidas de distanciamiento social. Mientras el mundo adoptaba el uso del cubrebocas como medida esencial, AMLO se rehusaba a usarlo públicamente, alegando que no era necesario.

Esta actitud se mantuvo hasta que él mismo se contagió de COVID-19.

Durante las primeras semanas de la pandemia, mientras el mundo estaba en confinamiento, López Obrador continuaba con sus giras políticas por el país. Esta conducta reflejaba una falta de coherencia con las recomendaciones de las autoridades sanitarias.

Incluso tras la declaración de emergencia sanitaria el 31 de marzo de 2020, su administración tardó en implementar restricciones serias, optando por una estrategia basada en «semáforos» que dejaba en manos de los estados las decisiones cruciales sobre confinamiento y reapertura.

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Esto es una burla, sus declaraciones están fuera de la realidad que vivió México durante la pandemia.

Uno de los personajes más visibles durante la pandemia fue Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud. López-Gatell se convirtió en el vocero de la estrategia sanitaria, pero su gestión también fue ampliamente criticada.

Aunque al principio de la crisis sus conferencias nocturnas lograron captar la atención pública, las inconsistencias en sus mensajes y la falta de acciones concretas minaron la confianza en su liderazgo. La negativa a establecer el uso obligatorio de cubrebocas y la falta de pruebas masivas fueron señaladas como errores clave en la estrategia federal.

Recordemos las mágicas palabras de López Gatell se aventaba en la mañanera:

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 “la fuerza moral del presidente no es una fuerza de contagio”

“el cubrebocas que sirve para lo que sirve y no sirve para lo que no”

“es mejor que se contagien los niños en el salón”.

Uno de los aspectos más trágicos del manejo de la pandemia en México fue el colapso del sistema de salud. Aunque el gobierno de AMLO aseguró que el país estaba preparado para enfrentar la crisis, la realidad mostró un sistema insuficiente y mal equipado.

El Heraldo informó en su momento:

“Hasta los cortes oficiales más recientes, México suma más de 1.1 millones de contagiados de Covid-19 así como la lamentable cifra de más de 105 mil fallecidos por esta causa.”

También Latinus informó sobre el tema:

“Durante la pandemia murieron más de 300 mil personas y México ocupó el cuarto lugar mundial en exceso de mortalidad, con 800 mil fallecidos”

Hospitales saturados, personal de salud trabajando en condiciones precarias y la escasez de equipos de protección fueron algunos de los problemas que surgieron durante los momentos más críticos de la pandemia.

El gobierno intentó mitigar la situación con la construcción de hospitales temporales y la contratación de personal adicional, pero estas medidas resultaron insuficientes. Los más de 100,000 fallecidos por COVID-19 (una cifra que algunos expertos consideran subestimada) dejaron en claro que la falta de preparación y respuesta rápida contribuyó a una de las mayores tragedias en la historia reciente de México.

Así de ridículo AMLO, dando su show circense en las mañaneras:

El manejo de la pandemia de COVID-19 por parte de AMLO quedará como una de las manchas más visibles de su gobierno. Su negación inicial, la falta de medidas efectivas y la gestión descoordinada pusieron en riesgo la vida de millones de mexicanos. Aunque el gobierno logró implementar ciertas medidas de emergencia, estas llegaron tarde y fueron insuficientes para evitar las trágicas consecuencias que el país experimentó.

A medida que AMLO se acerca al final de su mandato, la pandemia sigue siendo un recordatorio de las consecuencias de subestimar una crisis de salud pública. El legado de AMLO en cuanto a la pandemia será, sin duda, uno de los aspectos más discutidos de su presidencia, y deja muchas lecciones sobre la importancia de una respuesta rápida, transparente y coordinada en tiempos de crisis.

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