El ex primer ministro británico, Boris Johnson, ha revelado que planeó seriamente invadir los Países Bajos para apoderarse de un almacén lleno de vacunas COVID-19.
Según un extracto de su próximo libro, Unleashed, del cual se publicó un extracto en el Daily Mail, Johnson discutió el plan con altos funcionarios militares después de determinar que la Unión Europea lo estaba tratando con “malicia”.
Johnson confirmó que había “encargado un trabajo sobre si sería técnicamente factible lanzar un ataque acuático a un almacén en Leiden, en los Países Bajos, y tomar aquello que legalmente era nuestro y que el Reino Unido necesitaba desesperadamente”.
“Contábamos con la gente que podía hacer el trabajo: unidades especiales que creamos a principios de 2020, tan pronto como quedó claro que se iba a celebrar un concurso mundial para conseguir equipos de salvamento, como EPI y respiradores. Sabíamos exactamente dónde estaba el objetivo: podía verlo en Google Earth. Parecía bastante fácil de robar, si sabías qué hacer.
Era la planta donde la UE había almacenado cinco millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca, dosis que la empresa intentaba, en vano, exportar al Reino Unido. Mientras en mi país la gente se moría de Covid, y me temo que todavía se producía en cantidades considerables, creí que era mi deber primordial asegurar esas dosis que pertenecían al Reino Unido y utilizarlos para salvar vidas británicas.
Estaba lo suficientemente enojado como para contemplar esta operación clandestina, porque después de dos meses de negociaciones inútiles había llegado a la conclusión de que la UE nos estaba tratando con malicia y con rencor; no porque hubiéramos hecho algo malo –no lo habíamos hecho, ni mucho menos– sino porque estábamos vacunando a nuestra población mucho más rápido que ellos, y el electorado europeo lo había notado hacía tiempo”.
Tras ser elegido con una plataforma cuasi populista en 2019, Johnson traicionó a sus votantes al gobernar como un liberal de izquierda, particularmente con respecto al temor al coronavirus.
Durante su mandato, Johnson implementó algunas de las restricciones más severas del mundo contra el COVID-19 y gobernaron bastante a la izquierda de las administraciones anteriores, defendiendo causas como las fronteras abiertas y el Net Zero, al tiempo que elevaban la carga fiscal de Gran Bretaña a un nivel récord.
Un indicio de la caída de la popularidad de Johnson se pudo ver en la Convención Nacional Republicana de julio, cuando habló en una sala casi vacía sobre su vehemente apoyo al suministro de armas para el esfuerzo bélico en Ucrania.
Mientras tanto, su Partido Conservador sufrió una derrota aplastante en las recientes elecciones generales del país, garantizando un mínimo de cinco años de gobierno socialista.
Original de The Gateway Pundit.