Oct. 13, 2024 10:06 pm

Desapariciones de mascotas en aumento y denuncias que apuntan a la comunidad inmigrante generan preocupación.

En los últimos años, Chile ha experimentado un aumento significativo en la inmigración, particularmente de ciudadanos haitianos. Este flujo migratorio ha traído consigo desafíos y preocupaciones.

Uno de los temas más inquietantes que ha ganado atención es la desaparición de mascotas en ciertos barrios, acompañada de rumores sobre el posible consumo de perros y gatos por parte de inmigrantes haitianos.

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La situación en terreno

Según denuncias de vecinos en varios sectores, se ha visto a individuos de origen haitiano capturando animales, en particular gatos y perros.

Un caso reportado en un video que circula en redes sociales muestra una furgoneta blanca en la que supuestamente inmigrantes estarían recogiendo mascotas para luego consumirlas.

«Los vecinos aseguran que la carne de gato es consumida, y aunque no hay pruebas oficiales, las desapariciones de mascotas coinciden con la llegada de estas personas», comenta uno de los residentes de la comuna de Estación Central.

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También en redes hay muchos vídeos circulando sobre esta práctica, mira el siguiente  vídeo, es muy fuerte, recomiendo que si eres sensible no lo veas:

En Haití, el consumo de carne de animales como gatos es parte de una tradición cultural que se remonta a tiempos antiguos. En algunas comunidades rurales, donde el acceso a otros tipos de proteínas puede ser limitado, es común que las personas cacen y consuman animales pequeños como parte de su dieta habitual.

Este hábito no está relacionado con ninguna práctica religiosa, sino más bien con la adaptación a las circunstancias y la escasez de recursos, lo que ha normalizado el consumo de carnes que no son comunes en otros países.

En redes sociales muchos otros opinan que si tiene que ver con su religión:

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Si nos remontamos a la historia, la carne de gato se consume en ocasiones, especialmente durante una festividad nacional llamada «Reveyon» el 24 de diciembre. Aunque no es una práctica diaria ni generalizada, esta tradición tiene raíces históricas que se remontan a la época de la esclavitud. Los haitianos que participan en esta práctica lo hacen por tradición, no por necesidad económica. La carne de gato, en estos contextos, comentan los haitianos se asemeja en sabor al pollo y se considera un manjar para aquellos que mantienen esta tradición.

Sin embargo, a pesar de que la gente pro-Haití intentan justificar y decir que NO es cierto todo este tema,  les recordamos que en 2022, las autoridades haitianas advirtieron a los residentes sobre los riesgos de consumir comida para gatos tras la circulación de rumores sin fundamento que afirmaban que estos alimentos podrían aumentar el tamaño de los glúteos.

La Ministra de Salud de Haití, Dr. Lauré Adrien, enfatizó que la comida para gatos no es apta para humanos, a pesar de los rumores virales. Pierre Hugues Saint Jean, presidente de la Asociación de Farmacéuticos de Haití, también alertó sobre los posibles efectos negativos para la salud de consumir esta comida.

Chile comiendo carne de perro.

En otro incidente alarmante, en Chile una mujer que consumió un anticucho de la calle terminó en el hospital, y según los reportes médicos, en su estómago se encontró un microchip de mascota, lo que desencadenó una serie de inspecciones por parte de las autoridades locales.

¿Qué está pasando? Mirar:

Estas inspecciones se realizaron principalmente en puestos de comida callejera operados por extranjeros.

El caso del microchip encontrado en el estómago de una persona ha generado gran polémica, pero las investigaciones aún no arrojan una respuesta definitiva. Por otro lado, las autoridades hacen un llamado a la comunidad a evitar consumir alimentos de dudosa procedencia, especialmente aquellos que se venden de manera informal en las calles.

La reacción de las autoridades fue inmediata. La Municipalidad de Estación Central, en colaboración con la Autoridad de Salud Regional, llevó a cabo inspecciones masivas en los puntos de venta de comida en la vía pública.

Sin embargo, a pesar de la confiscación de varios carros de comida, no se ha encontrado hasta el momento una prueba irrefutable que confirme que la carne de estos animales esté siendo vendida o consumida.

También en mismo Chile se denunciaron a haitianos comiendo gatos…

Esto plantea una cuestión crucial: ¿Estamos asistiendo a una adaptación cultural que responde a una verdadera falta de recursos, o simplemente a una práctica que refleja la brutalidad y el desprecio por el bienestar animal?

Será que,  ¿la necesidad y la tradición pueden llevar a comportamientos que resultan inaceptables para muchos?. Debemos cuestionar y reflexionar sobre la ética y las implicaciones de estas prácticas mientras buscamos soluciones para abordar las causas subyacentes de estas situaciones.

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