La palabra “inmigración” ya no refleja la realidad de un fenómeno que en realidad es una mezcla de invasión y caos.
Se puede discutir la política migratoria, se puede pensar qué tipo de inmigración es más o menos necesaria; se puede restringir la inmigración y un largo etcétera de escenarios. Pero lo que está viviendo Europa no es una “oleada migratoria”, es otra cosa.
Hay quien dice que este fenómeno ha tardado en llegar a España y que realmente todavía no ha llegado a los niveles de Francia, Reino Unido, Alemania, Bélgica o incluso Italia.
Sin embargo, la realidad no es una cuestión de “meras cifras” más o menos manipulables. En proporción, no es que España esté “mejor”. Lo que ha estado diferenciando a España de otros países europeos es que buena parte de la inmigración ha sido hispanoamericana o europea (y no sólo de Europa del Este), lo cual ha supuesto un contrapeso cultural a la inmigración islámica.
Naturalmente, entre los inmigrantes hispanoamericanos o europeos también hay inadaptados que o bien deberían ser expulsados o ni siquiera deberían haber entrado. Pero es notorio que en balance, su adaptación y aporte es mucho mayor que el de marroquíes, argelinos o senegaleses.
En Francia el problema no ha sido la “inmigración en sí”, sino determinado tipo de inmigración. A principios del siglo XX, el zar Nicolás II visitó la iglesia rusa de París; un París donde amén de rusos, había polacos y armenios; así como también arribaron muchos portugueses, españoles e italianos e incluso libaneses. No hubo guetos ni problemas relacionados hasta que la inmigración islámica empezó a predominar y ahora sigue cuesta abajo y sin frenos.
España se encuentra en una fase parecida, puesto que Pedro Sánchez, siguiendo los dictados de Ursula Von Der Leyen y demás agentes globalistas (no sólo de izquierda, por cierto), se está privilegiando la “inmigración” musulmana, anunciándonos la venida de 250.000 mauritanos; un país que se define como república islámica, que abolió la esclavitud en los años 80 del siglo pasado (aunque en la práctica sigue existiendo) y que permite la poligamia, entre otras lindezas.
Pero no contento con esto, también nos anuncia, pero esta vez sin cifras, el advenimiento masivo de senegaleses y gambianos.
El gobierno que se dice más feminista y progre del mundo está propiciando una invasión que, al igual que pasa en barrios de Francia, Alemania o Reino Unido, acabará imponiendo la “sharia”.
No hay nada coherente en particular ni bueno en general en esta locura.
Y todo ello después de años en los que la “inmigración” ilegal ha subido como la espuma y donde y cuando ya no se pueda tapar su relación directa con el aumento de la delincuencia.
Aunque, a decir verdad, Pedro Sánchez no es el responsable exclusivo de este desastre. No tenemos constancia de que Ursula Von Der Leyen sea de izquierda, o que el Partido Popular español o europeo también lo sean; pero sí tenemos constancia de que son igual de responsables que los socialistas de una caótica invasión cuyos resultados ya dan miedo.
Antonio Moreno Ruiz Nacido en Bollullos de la Mitación (Sevilla, España), en 1981. Historiador licenciado por la Universidad de Sevilla, con máster en Educación Secundaria y especializado en Historia de América. Comunicador y escritor. Amplia experiencia en periodismo, así como en docencia, traducción y proyectos de formación académica y cultural. *Co-fundador de la página “Spanish Heritage”