En un mundo que se enorgullece de los avances en derechos humanos, resulta alarmante que la esclavitud infantil y la trata de personas continúen proliferando a niveles alarmantes.
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en su reciente discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, hizo un llamado contundente para que la comunidad internacional intensifique sus esfuerzos en la lucha contra estas atrocidades.
Este problema no solo afecta a los países en desarrollo, sino que está arraigado en las redes criminales globales, alimentadas por la migración ilegal y la demanda del mercado negro. Meloni subrayó la necesidad urgente de unir fuerzas para acabar con estas redes que tratan a los seres humanos, especialmente a los niños, como mercancías.
“Las Naciones Unidas deben hacer más, porque estas organizaciones criminales están re-proponiendo, en otras formas, una esclavitud -entendida como la mercantilización del ser humano- que esta Asamblea, en otros momentos, jugó un papel fundamental en erradicar definitivamente. No hay vuelta atrás.”
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que en 2021 había aproximadamente 49,6 millones de personas en alguna forma de esclavitud moderna, 12 millones de los cuales eran niños.
Estas estadísticas aterradoras revelan la magnitud del problema. De estas personas, 27,6 millones están sometidas a trabajos forzados, mientras que 22 millones están atrapadas en matrimonios forzados, lo que también es reconocido como una forma de esclavitud moderna.
La explotación sexual de menores sigue siendo uno de los aspectos más alarmantes de este problema, ya que las redes criminales continúan lucrando a través del sufrimiento de los más vulnerables.
Uno de los factores que perpetúa la trata de personas, especialmente la trata infantil, es su alto beneficio y bajo riesgo para los delincuentes. UNICEF estima que la trata de personas genera aproximadamente $150 mil millones al año para las redes criminales, convirtiéndose en el segundo comercio ilícito más rentable después del tráfico de drogas.
Los niños, en particular, son los más vulnerables a este tipo de explotación. Un informe de la ONU indica que los menores esclavizados generan $39 mil millones anuales para las redes de trata de personas, lo que resalta el impacto económico de este comercio abominable.
Meloni enfatizó en su discurso que las redes criminales que trafican personas a menudo utilizan la migración ilegal como un medio para expandir su alcance. Estas organizaciones no solo explotan la desesperación de los migrantes que huyen de la pobreza y la guerra, sino que también encuentran en los flujos migratorios una oportunidad para lucrar con la esclavitud moderna.
“Porque, quiero reiterar una vez más, nuestro objetivo, frente a decenas de miles de personas que se enfrentan a viajes desesperados para entrar ilegalmente en Europa, es en primer lugar garantizar su derecho a no tener que emigrar, a no tener que cortar sus raíces simplemente porque no tienen otra opción.
Una desesperación de la que se benefician organizaciones cada vez más poderosas y ramificadas de criminales sin escrúpulos. Hace un año, propuse desde esta misma tribuna declarar una guerra mundial contra los traficantes de seres humanos, y me alegro de que ese llamamiento no haya caído en saco roto, y de que, ante todo, a nivel del G7 se haya llegado a un acuerdo para crear una coordinación internacional con el fin de desmantelar estas redes criminales. Pero aún queda mucho por hacer.”
En Europa, la crisis migratoria ha sido uno de los principales focos de atención, y Meloni ha subrayado la importancia de un enfoque estratégico para combatir el tráfico de personas, que no solo se basa en la represión, sino también en el desarrollo de las naciones de origen.
Italia ha sido históricamente un punto de entrada para los migrantes que intentan llegar a Europa, especialmente desde África. Esto ha hecho del país un epicentro en la lucha contra el tráfico de personas.
En su discurso, Meloni destacó que su gobierno ha establecido alianzas estratégicas con nueve naciones africanas para abordar las causas fundamentales de la migración ilegal, promoviendo proyectos de desarrollo que ayuden a generar empleo y estabilidad en estos países.
De esta manera, Italia busca no solo frenar el flujo migratorio, sino también desmantelar las redes de trata en sus raíces.
Meloni también hizo referencia a la lucha de Italia contra la Mafia en la década de los 80, donde jueces como Giovanni Falcone y Paolo Borsellino implementaron la estrategia de «seguir el dinero» para desmantelar las organizaciones criminales.
Este enfoque, que se centraba en rastrear los flujos financieros que sustentaban a la Mafia, es ahora un modelo que se puede aplicar a la lucha contra las redes de trata de personas.
El éxito de estas estrategias demuestra que, con la cooperación internacional y el uso de métodos innovadores, es posible desarticular incluso a las organizaciones criminales más poderosas.
La trata de personas no es un problema limitado a una región en particular. Existen redes que conectan África con América Latina y Europa, lo que resalta la naturaleza global de esta crisis.
Las organizaciones que trafican con personas en África a menudo tienen vínculos con los cárteles de drogas en América Latina, lo que refuerza la necesidad de una cooperación internacional más sólida.
La trata infantil, en particular, es una manifestación extrema de la brutalidad de estas redes, que secuestran a niños para convertirlos en esclavos sexuales.
A pesar de los esfuerzos realizados hasta ahora, es evidente que las Naciones Unidas y otros organismos internacionales deben hacer más para combatir la esclavitud moderna, pero por lo contrario solapan y ayudan a magnates que se benefician de esta red de explotación sexual de muchos niños.
Meloni fue clara en su llamado a la ONU para que asuma un papel más activo en la lucha contra las redes criminales que promueven la trata de personas. La cooperación internacional es fundamental, y se requiere un esfuerzo coordinado para desmantelar estas organizaciones que operan a nivel global.
“Porque hay un hilo rojo que ata a las organizaciones que especulan con la trata de personas en África y a las que manejan el narcotráfico en América Latina, o la abominación de quienes secuestran niños para convertirlos en esclavos sexuales de ricos inescrupulosos, privándolos de su presente y de su futuro.”
La esclavitud moderna, y en particular la explotación infantil, es un problema que nos desafía moralmente como sociedad global. No podemos cerrar los ojos ante las atrocidades que se cometen en el mundo en nombre del lucro.
Si bien las palabras de Meloni son un llamado a la acción, la realidad es que las soluciones no son simples ni inmediatas. Requieren un compromiso profundo y duradero de los gobiernos, las instituciones internacionales y la sociedad civil.
Solo a través de la acción colectiva, basada en la justicia y la dignidad humana, podremos aspirar a erradicar la esclavitud infantil y la trata de personas.
La inacción ya no es una opción. La lucha contra la trata de personas es una causa que requiere nuestra más alta prioridad, y el tiempo para actuar es ahora.
Joana Campos es abogada y editora con más de 10 años de experiencia en la gestión de proyectos de desarrollo internacional, enfocada en la sostenibilidad y el impacto social positivo. Actualmente dirige JC Editorial, donde ha coordinado la edición y distribución de libros de reconocidos autores internacionales y la logística de numerosas giras nacionales. Anteriormente, trabajó como abogada corporativa, especializándose en derecho penal y corporativo. Joana es licenciada en Derecho por la Universidad de Guadalajara.
Joana Campos is a lawyer and editor with over 10 years of experience in managing international development projects, focusing on sustainability and positive social impact. She currently leads JC Editorial, where she has coordinated the editing and distribution of books by renowned international authors and managed the logistics of numerous national tours. Previously, she worked as a corporate lawyer, specializing in criminal and corporate law. Joana holds a law degree from the University of Guadalajara.