En lo que el Kremlin ha calificado como una advertencia a las naciones occidentales, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha anunciado planes para reducir el umbral nuclear, permitiendo una represalia nuclear en respuesta a ataques aéreos a gran escala y tratando los ataques de estados no nucleares, cuando son apoyados por potencias nucleares, como ofensivas conjuntas.
Moscú busca aumentar las apuestas y desalentar un mayor apoyo a Ucrania.
Mientras tanto, tanto el Concepto de Política Exterior de la Federación Rusa como la Evaluación Nacional de Amenazas del Kremlin de 2024 piden desplazar a Estados Unidos y Occidente como líderes globales, con la caída de Ucrania vista como un paso crucial para remodelar el orden internacional bajo Moscú y Pekín.
A medida que aumentan los costos de apoyar a Ucrania, el costo de permitir su colapso podría ser aún mayor.
El Ministerio de Defensa de Rusia está a punto de obtener el poder para evaluar si se cumplen las condiciones para el despliegue de armas nucleares, como parte de los próximos cambios en la doctrina nuclear del país, según el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov.
Las revisiones se están realizando en respuesta al mayor involucramiento de potencias nucleares en la guerra en Ucrania y a la expansión de la presencia de la OTAN cerca de Rusia.
El presidente Vladimir Putin anunció recientemente planes para expandir la política nuclear de Rusia, permitiendo respuestas nucleares a ataques aéreos importantes y considerando los ataques de naciones no nucleares respaldadas por potencias nucleares como acciones conjuntas.
Peskov enfatizó que estos cambios son un mensaje claro para los países occidentales que contemplan apoyar los ataques ucranianos con misiles de largo alcance en territorio ruso. Las enmiendas pronto se formalizarán legalmente.
En una declaración adicional, Peskov subrayó que la doctrina nuclear actualizada está destinada a ser una advertencia directa a los países occidentales.
Señaló que los cambios indican posibles consecuencias para las naciones que participen en ataques contra Rusia, no necesariamente con armas nucleares, y enfatizó que la doctrina se está ajustando debido a las crecientes tensiones cerca de las fronteras de Rusia.
Aunque los cambios no implican un aumento en el arsenal nuclear de Rusia, llegan mientras Ucrania sigue buscando la aprobación de sus aliados occidentales para usar armamento de precisión de largo alcance para atacar en lo profundo del territorio ruso, una medida que ha sido recibida con cautela por la Casa Blanca para evitar una mayor escalada.
Esta reducción en el umbral nuclear se produce en medio de debates en Rusia sobre si el país debería considerar un primer ataque nuclear. Estas discusiones han llegado a los más altos niveles de liderazgo, incluido el presidente Vladimir Putin.
El debate fue iniciado en junio por Sergei Karaganov, presidente honorario del Consejo de Política Exterior y de Defensa de Rusia, quien se refirió a las armas nucleares como “las armas de Dios”, argumentando que Occidente debe ser obligado a retroceder mediante la amenaza, o incluso el lanzamiento, de un ataque nuclear.
Sin embargo, esta postura radical ha sido rechazada en gran medida por expertos rusos, quienes sostienen que una guerra nuclear es una mala estrategia con consecuencias potencialmente catastróficas.
Aunque figuras como el expresidente Dmitry Medvedev y el líder checheno Ramzan Kadyrov han insinuado el uso de armas nucleares, la propuesta de Karaganov de un primer ataque ha ganado poco apoyo. En última instancia, la decisión recae en Putin y su círculo cercano.
TASS, la agencia de noticias rusa, publicó un artículo de Igor Korotchenko, editor en jefe de la revista National Defense, en el que se describen las principales actualizaciones de la doctrina nuclear de Rusia.
Según Korotchenko, la política revisada permite a Rusia emplear armas nucleares si la OTAN en su conjunto, o un solo país no nuclear, toma acciones militares contra Rusia.
Por ejemplo, el despliegue de tropas polacas en Ucrania o los esfuerzos de Rumania y Polonia por derribar aviones rusos serían vistos como agresión, lo que justificaría una respuesta nuclear.
Además, cualquier ataque de EE.UU. con misiles de crucero lanzados desde el aire o el mar sería considerado un casus belli, lo que podría llevar a una represalia nuclear contra Estados Unidos.
Korotchenko enfatizó que estos cambios representan una desviación significativa de la doctrina anterior, al identificar ahora a EE.UU., el Reino Unido y Francia como adversarios nucleares si se detectan acciones militares convencionales contra Rusia.
La doctrina nuclear revisada también ha ampliado el alcance del paraguas protector de Rusia para incluir a sus aliados. Russia Today (RT) informó: “Los ataques profundos por parte de Ucrania y un ataque contra Bielorrusia ahora desencadenarían una respuesta atómica.”
El Kremlin ofreció una explicación irónica para la revisión de la doctrina nuclear, con el viceministro de Asuntos Exteriores, Sergey Ryabkov, criticando la política existente como “demasiado general” y argumentando que la advertencia tenía que hacerse más clara.
Desde mayo, Kiev ha pedido a EE.UU. y a sus aliados que eliminen todas las restricciones sobre el uso de sus armas contra Rusia, lo que Moscú considera una participación directa de Occidente.
Aunque Putin reiteró que las armas nucleares siguen siendo el último recurso para proteger la soberanía rusa, también reconoció el rápido cambio en el panorama militar-político y las nuevas amenazas que enfrentan Rusia y sus aliados.
Un porcentaje significativo de estadounidenses está cada vez más cansado de financiar la guerra en Ucrania, y la amenaza inminente de un conflicto nuclear está alimentando las llamadas a poner fin al apoyo de EE.UU. y la OTAN a Ucrania.
Mientras tanto, la ambición de Rusia de remodelar el orden global, con Pekín y Moscú a la cabeza, es clara.
En su carta defendiendo el uso de armas nucleares en el contexto del conflicto en Ucrania, Sergei Karaganov, presidente honorario del Consejo de Política Exterior y de Defensa de Rusia, escribió: “el fracaso (de Occidente) va acompañado de cambios rápidos, sin precedentes en la historia, en el equilibrio global de poder a favor de la Mayoría Global, con China y, en parte, India actuando como sus motores económicos, y Rusia elegida por la historia para ser su pilar militar-estratégico.
Este debilitamiento enfurece no solo a las élites imperial-cosmopolitas (Biden y compañía), sino también a las imperial-nacionalistas (Trump).”
Al reducir el umbral nuclear, Putin busca disuadir el apoyo occidental a Ucrania.
Si bien esto podría parecer una medida salvadora a corto plazo, también avanzaría el objetivo del eje Moscú-Pekín de desplazar a EE.UU. y posicionarse como líderes de un nuevo orden internacional. A largo plazo, permitir que Ucrania colapse podría resultar más costoso para Occidente que continuar financiando su defensa.
Este debilitamiento no sólo enfurece a las élites imperialistas de carácter cosmopolita (como Biden y su círculo), sino también a las imperialistas nacionalistas (como Trump).
Si bien esto podría parecer una medida salvadora a corto plazo, también favorecería el objetivo del eje Moscú-Pekín de desplazar a EE. UU. y posicionarse como líderes de un nuevo orden internacional. A largo plazo, permitir el colapso de Ucrania podría resultar más costoso para Occidente que seguir financiando su defensa.
Traducido por Flor Elena
Flor Elena Robledo es periodista y comunicadora con experiencia en «Sábado Gigante» y Univision, destacándose en comunicación pública y traducción simultánea. Ha enseñado periodismo, entrevistado a figuras públicas y trabajado en TUVU y MegaTv, alcanzando millones de vistas con sus historias. Posee un título en Periodismo de Radiodifusión de la Florida International University y estudios de posgrado en Periodismo en Español.
Flor Elena Robledo is a journalist and communicator with experience in «Sábado Gigante» and Univision, excelling in public communication and simultaneous translation. She has taught journalism, interviewed public figures, and worked at TUVU and MegaTv, reaching millions of viewers with her stories. She holds a degree in Broadcast Journalism from Florida International University and has pursued postgraduate studies in Journalism in Spanish.