Sep. 8, 2024 7:53 pm

“Acabo de hacer la denuncia. No aguanto más”, le dijo Fabiola a Alberto.

 

“Esto no funciona así todo el tiempo me golpeas. Es insólito. No puede dejar que me hagas esto cuando yo no te hice nada. Y todo lo que trato de hacer con la mente centrada es defenderte y vos me golpeas físicamente. No hay explicación”, le dijo al exmandatario por medio de Whatsapp. “Venís golpeándome hace tres días”, agregó.

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Fernández le respondió que pare, que no podía respirar. Pero en ningún momento niega el abuso. Mientras que Fabiola le enviaba fotos donde se podía evidenciar un hematoma el ojo, alegando que él la golpeó sin querer. Además, dice que él la zamarreó (aunque lo escribió con s).

 

Ministerio de la mujer abandonó a la víctima

 

La polémica se agrava en cuanto Fabiola denuncia que el ministerio de la mujer que Alberto creó no la ayudó. “Ya va a pasar, no se puede hacer nada”, le habría dicho la ministra a cargo de la entidad estatal.

 

Sin embargo, la exministra a cargo, Elizabeth Gómez Alcorta, asegura que Fabiola nunca le dijo nada. Lo cual genera una disonancia cognitiva entre la militancia feminista. Pues una de sus proclamas es que hay que creer a las mujeres. En este caso, ¿deben creer a Fabiola o la exministra de la mujer?

 

Milei reprocha la “hipocresía progresista”

 

En vista que el presidente Javier Milei cerró el ministerio de la mujer (que fue promesa de campaña), se vio envuelto en todo tipo de críticas. Lo acusaban de misógino, entre otros epítetos. Pero el tiempo y la evidencia demostró que el violento no fue quien garantizó la igualdad ante la ley al eliminar un ministerio designado a un sexo sino quien creó esa agencia de división: Alberto Fernández.

 

Y es que Alberto era la encarnación del “aliade feministo”. Fue el presidente que legalizó el aborto. Tiene un hijo homosexual y “drag queen”. Además que nunca se casó con Fabiola sino que era su concubina.

 

Es más, presuntamente tuvieron un hijo sin estar casados. El menor al momento está con su madre en España, donde presentó la denuncia por vía cibernética ante la justicia argentina.

 

Frente a lo cual el presidente Javier Milei reprochó:

 

“Siempre sostuvimos lo mismo y, como fuimos los únicos en denunciar esta estafa, todos ellos nos acusaron, sin ninguna prueba, de ser machistas, violentos y misóginos. Es decir, utilizaron esta problemática no solo para hacer negocios, sino también para hacer política. Las causas nobles en las que se embanderan como la igualdad de género, son una excusa para justificar sus negocios”, denunció el mandatario, para quien “la única solución para bajar el delito es ser duros contra quienes los cometen”.

“Porque cuando vamos a los hechos, los de ellos siempre son buenos y los nuestros siempre son monstruos. No importa que haga cada uno. Ellos pueden golpear, maltratar, violentar, robar y cualquier otra atrocidad pintados de verde y mostrándose como aliados. Mientras que nosotros, que valoramos a cada individuo como un fin en sí mismo, somos los que venimos a cortar derechos, somos los violentos, etc.”, agregó.

 

 

Infidelidad, además de la violencia física

 

Se suma a la gravedad del caso que la violencia habría ocurrido incluso durante su gestión como mandatario. Donde además le habría sido infiel a su pareja. En un podcast Tamara Petinatto anunció que hace un lustro tuvo relaciones sexuales con Fernández. Cuando ella le hizo una observación sobre una conducta sexual que no le gustó, este la llamó “basura sexual”.

 

En el momento ella tenía 35 años y él 65 (según ella). Circula en redes sociales un video donde Petinatto posa en un sillón y narra el fin de la relación entre ambos. A él no se le ve pero se escucha su voz, él le pregunta sobre el tipo de relación que tienen. Y el fondo parece ser nada menos que el palacio de gobierno.

 

Ya que Fabiola y Alberto mantuvieron una relación por 10 años, las matemáticas indican que se trató de una infidelidad.

 

Kirchnerismo en crisis

 

Por esto y más Alberto Fernández está acabado políticamente. El peronismo en general y el kirchnerismo en particular anunciaron su fin. No cuenta con el respaldo de ningún sector. La única que pidió perdón fue la diputada más joven que ha tenido Argentina: Ofelia Fernández. Se disculpó con las mujeres que creyeron en el proyecto político que ella ayudó a impulsar. Acusó a Fernández de haber usado al feminismo y sus militantes.

 

Pese a que en agosto de 2018 la vida triunfó en las calles (con apoyo masivo) y en el Senado, Fernández aprovechó el confinamiento de la pandemia para legalizar el aborto sin que haya resistencia en las calles. Necesitaba un “triunfo” para su gobierno, en medio de la calamidad económica y social que fue la pandemia. Donde Argentina fue uno de los países que más limitó la libertad de sus ciudadanos.

 

Fue esa falta de libertad la que impulsó a un presidente disruptivo como Milei. Y es que mientras los argentinos de a pie ni siquiera podían transportar a sus seres queridos a hospitales por las restricciones a la movilidad, Alberto hacía fiestas clandestinas en la quinta de Olivos. Hasta celebró el cumpleaños de su perro.

 

Mientras los argentinos se veían cada día más empobrecidos, Brasil en contraste (bajo el gobierno pro libre mercado de Bolsonaro) fue el primer país del mundo en recuperar su economía y volver a índices previos a la pandemia. La diferencia fue la libertad para comerciar.

 

Ahora este golpe contra el kirchnerismo y la izquierda en general legitima a Milei en cuanto demostró que no es necesaria la intervención estatal ni un ministro a cargo de la mujer. Al contrario, donde mejora la situación general mejora para todos.

 

Bien dice el refrán popular que quien carece presume. Y así observamos cómo el creador del ministerio de la mujer terminó siendo un violento. Mientras que el presidente que puso fin al negociado que gastaba millones en señalización (y 13 millones de pesos para 10.000 penes de madera) para supuestamente disuadir la violencia en espacios públicos, tenía razón. A las mujeres no les afectó la eliminación de ese ministerio. Al contrario, el abuso de Alberto evidenció no solo su inutilidad sino su funcionalidad para encubrir a agresores: sea por obra u omisión.

 

Por eso y más el presidente Milei culminó su discurso con la frase: “el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones”.

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